jueves, 28 de octubre de 2010

50 AÑOS DE SEGOVIANO

Ayer me preguntaba uno de nuestros clientes por una botella muy singular que tenemos en el botellero del bar. Se trata de la primera y hasta el momento única botella que integra nuestra recién iniciada colección de botellas singulares.

Nos referimos a la botella conmemorativa del 50 aniversario de las destilerías DYC, que lanzo el pasado año la bodega segoviana en una edición limitada y numerada de 2.000 unidades, junto con el libro “50 años DYC, el éxito de una marca”, del periodista Fernando Montañés, como parte de los eventos conmemorativos de tan importante aniversario.

La botella es tan singular como todo lo que rodea a la marca. En una presentación de lo más apropiada para la ocasión, encontramos un Single Malt elaborado con cebadas seleccionadas de Castilla y León, destilado en alambique de cobre por proceso de doble destilación y envejecido casi una década en barrica de roble americano, en las laderas de la Sierra de Guadarrama.

Os puedo garantizar que es una botella difícil de ver fuera de Segovia y nosotros podemos presumir de tener uno de los poquitos ejemplares de Huelva gracias a un amigo de la casa, al que desde aquí damos de nuevo las gracias por el regalo.

Todo lo que rodea a la marca DYC es realmente singular, sus instalaciones de Palazuelos de Eresma, sus campañas de publicidad, sus ventas en países como India, etc, pero si hay algo que destaca sobre todas las demás singularidades es sin lugar a dudas, el creador de la marca.





En 1.901 nació Nicomedes García Gómez en un pueblecito de la provincia de Segovia llamado Valverde de Majano. Su biografía parece sacada de una novela, pero para no alargar más de la cuenta, solo unas pinceladas.

Empezó a trabajar con diez años, creo marcas como Anís Castellana, patentó el primer tapón irrellenable en España, fundó la naviera Nicomedes García, fue propietario de varios bancos, entre ellos el Banco General del Comercio y de empresas como Auto Res o las empresa de publicidad Azor, creadora en el año 56 del Toro de Osborne.

Pero de la empresa que más orgulloso se sentía era sin duda de DYC. Procedente del sector de los destilados, ya era propietario de Anís Castellana cuando creo DYC, cuenta la leyenda urbana que desde joven siempre quiso destilar buen whisky en Segovia.

El mismo contaba la historia de una partida de cien barriles de cerveza Mahou que se le enturbiaron cuando era distribuidor en Segovia de esta marca. Al ser devueltos por el cliente, en lugar de tirar la cerveza, decidió destilar su contenido y envejecer el mismo en barricas.

Corría el año 1.929 y para asombro de muchos y puedo garantizar que yo soy uno de esos muchos, ya había empresarios en España pensando en viajar a Escocia para aprender los secretos de la destilación del whisky.





Pero no fue hasta la década de los cincuenta, terminada ya nuestra guerra civil y la guerra mundial, cuando pudo poner en marcha su proyecto. Cuesta imaginar como debían ser las cosas para los emprendedores que pretendían hacer algo completamente nuevo, copiando los procesos aprendidos en otro país.

Para poder realizar su proyecto, se vio en la obligación de convencer a muchas personas. Por un lado a sus socios, para reunir el dinero de la inversión y luego esperar tres años a ver como envejecía el resultado. También fue necesario convencer al gobierno de la época para cambiar la ley que prohibía la destilación que no procediese del vino o de los azucares tradicionales como la caña o la remolacha.

No menos difícil fue convencer a la opinión pública, que en una inmensa mayoría solo conocía el whisky por las películas americanas y a su vez a una pequeña minoría, que se podía permitir los precios del escaso producto de importación de aquella época.

Por fin, en 1959 comenzó la destilación, pero no fue hasta 1963 cuando se pusieron a la venta las primeras botellas y como no podía faltar esa parte se singularidad que siempre ha rodeado este whisky, su destino final fue nada menos que Marruecos.

En el libro de Fernando Montañés hay cientos de detalles curiosos relacionados con la historia del whisky español, si alguna vez cae en vuestras manos, os recomiendo a todos su lectura, no tiene desperdicio. Cuestiones como la elección del nombre comercial, los litigios con los escoceses por la denominación, sus campañas de publicidad, ocuparian cada una de ellas una nueva entrada.

Desde nuestro modesto blog, felicidades a DYC y a todos los que son capaces de permanecer 50 años en cualquier negocio.

1 comentario:

  1. Curiosa historia la de esta botella, no tenía ni idea. Seguro que el tal Nicomedes debía ser también un tipo curioso.

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